miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cementerio de Palma de Mallorca


Casi me había olvidado que este verano, durante mis vacaciones en Mallorca, aproveché un día nublado para visitar el espectacular cementerio de la capital. Cada tarde al pasar por una de las principales carreteras que circundan la ciudad de Palma, veía alzarse los panteones y tumbas sobre la ladera y al final no pude resistirme.
Me armé cámara en mano y me adentré en este precioso lugar que, como cada ciudad, tiene sus propias peculiaridades.
Lo que más me gustó fue el silencio y la tranquilidad con la que me encontré dentro. Ni una sola persona se cruzó en mi camino.Nadie. Mejor, así pude utilizar mi Reflex recién estrenada y perderme entre nichos y sepulturas, disfrutando del inicio en la fotografía funeraria. Lo segundo que me impactó fue el color de la piedra. Debido a la cercanía del mar y la humedad de la isla, la piedra, como se puede comprobar en las fotos, esta completamente mohosa y ennegrecida. Lejos de restarle interés o belleza a la necrópolis, esto la llena de interés.
No me gustan las tumbas impolutas, ni la piedra pulida, prefiero que se note el paso del tiempo.
La historia del lugar viene muy bien redactada en este articulo, del que dejo enlace para quien le interese.
Comenzó a llover y nos refugiamos en uno de los balcones desde donde se tiene una panorámica espectacular de lo anárquico de la distribución de las tumbas. Hay espacios en los que no se pude pasar sin pisar alguna losa resquebrajada. Tumbas apretujadas y nichos con curiosos epitafios.
Seguimos caminando y terminamos en la zona donde los gitanos se entierran. Lejos de los colores, o tal vez por que hacia tiempo que no recibían visitas, esta zona me resulto más agradable que en otros cementerios.
En definitiva, es un lugar de rancio abolengo, con claras separaciones entre las diferentes clases sociales de la isla y preciosos panteones y esculturas.
Hice muchas fotos, así que os dejo en el enlace como siempre para verlas todas desde mi álbum Picassa pinchando Aqui

miércoles, 3 de noviembre de 2010

DÍA DE DIFUNTOS

Como siempre últimamente, voy con retraso en todo. No va a ser menos en el blog. En fin, mi admirado Thiago me recordaba en el post anterior que con lo que a mí me gustan los cementerios y estas cosas, como iba a pasar por alto el día de difuntos. Efectivamente, le contesté, este día yo no lo paso por alto ni muerto...
Día de difuntos. Las ánimas andan sueltas por la calle la noche del uno al dos, porque realmente el día de los muertos es el día dos aunque nos empeñemos en llevar las flores el uno, día de todos los santos.
Tengo costumbre de encender una velita pequeña, de esas rojas, por cada difunto en la ventana de mi casa. Es una tradición heredada de mi madre y ella de la suya. Sirve para que los muertos encuentren la luz, otros dicen que para que no entren en casa al ver una luz encendida. Que más da para lo que sirva, yo lo hago porque mi madre lo hace y para algo servirá.
Algunos piensan que tengo una especie de afición o interés, culto tal vez por la muerte, y nunca me he parado a explicar el por qué de ese interés.
Todo es un proceso que viene de lejos, desde la niñez. Como a todos, de pequeño, la muerte es algo que asusta por lo desconocido. La primera vez que vi un muerto tenía diez años. Fue a mi abuela. Llevaba el hábito de la Virgen del Carmen y los pies sujetos por una cuerda gruesa, para que no se abrieran hacia los lados. Estaba en el salón de la casa de mi tía. Todas las sillas alrededor de la caja y un extraño olor a cera o a muerte. Mi madre me dijo ¿quieres verla? y yo le dije que si. Pensé que me iba a impresionar más, pero la verdad es que no sentí miedo alguno ni ninguna sensación rara. No obstante aquella imagen dentro del ataúd me atormento noches y noches, y no por la muerte en si, sino por pensar que algún día yo estaría en el mismo lugar, con los pies atados y un habito sobre el cuerpo. No podría respirar una vez que me enterraran y si gritaba nadie me oiría. Decidí observar el comportamiento de los muertos desde ese momento, para ver si un atisbo de vida quedaba entre sus venas.
No he dejado de ver a un solo muerto al que haya acudido a despedir. Sea más o menos cercano. Solo por observar su rostro plácidamente dormido. Casi todos con un esbozo de sonrisa, algo parecido al gesto de la Giocconda.
Poco a poco fue perdiéndose el miedo. Fui asumiendo la muerte con absoluta naturalidad. Me sirvió de terapia ver que el que se va ni siente ni padece. Mortus est que non resolla, decía mi padre. No sufre, no grita, no respira, no siente frío ni calor.
Me sirvió de terapia para alejar mis tormentos, para asumir la vida con más optimismo y agarrarme a cada instante de ella, que contradicción ¿no? observar la muerte para vivir mejor. Pero analicemos que no lo es tanto. No hay nada mejor para superar un miedo que enfrentarte a él al menos en mi caso.
Muchas veces he comentado que hoy en día la muerte es tabú, algo que esta ahí, pero que se evita hablar de ello. Los niños no ven muertos. La muerte no existe. Yo tengo otro punto de vista sobre el tema. Creo que se debe vivir sabiendo que al final uno muere. Pero no sabiéndolo como teoría, sino como certidumbre. Con todas las consecuencias.
La cultura con respecto a la muerte a cambiado y en las últimas décadas todo es distinto, mas frío. No hay alma, no hay fe. No hay muerte, no hay dolor. Se pasa el entierro y lo mejor es que no haya ni luto, no vaya a ser que sintamos tristeza en este mundo rápido.
A pesar de todo esto, poco tiene que ver lo que cuento con mi interés por los cementerios. En ello no hay nada relacionado con la muerte, sino con lo artístico. Disfruto más viendo una escultura funeraria que cuatro hierros abstractos en el Reina Sofia; aunque no voy a negar que a veces paseo, solo yo y mis circunstancias, por algún cementerio grande, como la Almudena, dejando que el silencio vague alrededor de mi, distrayéndome en un epitafio, en una losa de mármol mohosa. Solo por disfrutar, por sentirme vivo. Solo por recordar que de momento yo estoy encima y ellos debajo de la tierra.

El año pasado escribí este mismo día y con el mismo titulo, aunque distintos argumentos. Invito a quien le interese a visitar aquel post.


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