Y es que con
esto del cambio de estación, anda uno que esta sin estar, sin saber muy bien hacia
donde se dirige. Ya lo dije un par de post atrás, con esto del “no hay futuro”,
que no lo tenía claro, que este era incierto; y sin embargo, depende del día,
lo enfrento o me rindo.
Hoy toca
enfrentarse, mañana no lo sé; así soy yo, inestable.
Acabo de
terminar un libro que se llama “el monje que vendió su Ferrari” y como yo soy así,
de lo último que cae en mis manos, que me bamboleo al compas de una noticia, de
un libro, de una conversación y hasta de un estado de ánimo, pues vuelvo otra
vez a mi senda de autocontrol y positividad.
¿Qué no hay
futuro? … a lo mejor es que no me lo marco yo, que no sé cuál es, por qué
haberlo “haylo” y el problema es saber qué
futuro preferimos. Y es que uno piensa: “yo quiero tener pareja, me voy a
esforzar por encontrar a una persona compatible, con quien me lleve bien y que
me aparte de tanto salir y tanta vida social” y al rato se le pasa la cabeza
que no. “pues no estoy yo bien ahora, sin dar cuentas a nadie, con todo mi
tiempo disponible para hacer con él lo
que quiera; con la libertad de ir y venir a mi antojo…quita quita, que solo se está
mejor. No hay nada más que ver a todos los emparejados para darse cuenta que
solo, por regla general, se está mucho mejor.
Así pues si supiera que prefiero para mi futuro, sabría
en que enfocarme, pero ¿Y si no sabes que es mejor? ¿y si en las diferentes
opciones que te imaginas para el futuro todas te parecen bien, o ninguna?
¿Y en el
plano laboral?. Siempre fui autónomo, echo en falta la libertad de trabajo, las
posibilidades de ganar más, de crecer laboralmente, algo que podría pasar
siendo autónomo.
Ahora tengo
la oportunidad de montar algo, estoy en ello, y aun así pienso: “Pero qué
necesidad tengo yo de complicarme la existencia, con lo bien que estoy de
funcionario, sueldo fijo(y escaso), trabajo más o menos estable y sobre todo muy
cómodo”. Me esforzaré por iniciar esta andadura, pero no tengo claro que me
compense.
Bueno, así
que el monje que vendió su Ferrari y cambio su vida, se marco unas metas, un
dominio de su mente y sus emociones. Venció a su mundo tras unos años de
avaricia y descontrol y encontró el verdadero significado de la vida tras
emplearse en unas enseñanzas orientales, ciertamente interesantes. Un libro que
recomiendo, porque es de los que realmente transforma (también lo hay en audio
libro, os dejo enlace por si quereis)
En eso estoy
de acuerdo, y claro que tengo mis metas, las visualizo, las escribo en un
papel, batallo por ellas, pero a veces cuando las consigo ya no me gustan, y
pienso que la meta que descarté es la que mejor me venía…”ten cuidado con lo
que deseas, no vaya a ser que se cumpla”.
Con lo del
autodominio voy mejor, cada vez menos pasional, cada vez sufro menos por casi
todo, cada vez soy más estable (emocionalmente hablando, en lo demás ya se ve
que no) pero es cierto que las cosas comienzan a afectarme poco. ¿Y eso es
bueno? ¿qué es la vida sin emociones?¿es bueno el autocontrol que tengo sobre
mí?
Claro que
siento; siento cariño por mis amigos, amor por mi familia, pasión por vivir.
Siento ilusión por un viaje, ganas de vacaciones, alegría por juntarme con mi
gente. Me siento pleno y sin embargo deseo algo, pero ¿el qué?
En fin, una vez mas solo tengo claro una cosa, y es
que no voy para monje y que si tuviera un Ferrari no lo vendería, de momento. Que las cosas materiales no me satisfacen, soy
más de espirituales. Que necesito un cambio y no sé cual. Que debería fijarme
unas metas por eso de no ir cambiando de planes cada dos por tres, pero que no
sé cuáles. Así que otra vez vuelvo a pensar…¿Qué va a ser de mí?. En fin, que
la vida me sorprenda, seguro que es la mejor opción.