viernes, 23 de enero de 2015

Ligero de equipaje


El primer día de este año al quitarme la camisa comprobé como mis hombros estaban marcados con una especie de moratón. No me dolía nada la verdad pero pensé que era mucho mejor atajar el problema a tiempo. Esto de llevar una mochila siempre a hombros no era nada practico y ocasionaba dolores que no eran necesarios.
El caso es que yo estaba totalmente convencido que me la había quitado hacia tiempo, que hace unos años miré en su interior y vi que estaba tan llena que lo mejor era vaciarla, y así lo hice.
Pero esta mochila tiene algo especial, y no especialmente bueno.
Cuando la miré hace unos años saqué un montón de recibos, las letras de la hipoteca, amores que ya no iban a ninguna parte, amigos que no me aportaban nada, juicios, prejuicios, opiniones, y hasta alguna enfermedad que me auto provocaba y que en realidad no existía.
Saqué la moral y la lancé por la ventana, saqué el “no debo hacer esto “ y lo sustituí por un “haz lo que te de la gana”, pesa mucho menos, pero también pesa.
El caso es que al descolgarme la mochila y mirar dentro estaba otra vez igual de llena. Había sustituido mis facturas por planes de futuro, los amores que no van a ninguna parte por otros similares, nuevos prejuicios se habían colado por la cremalleras entreabiertas, rencores, algun que otro enemigo... tantas y tantas cosas pesadas que hasta yo me sorprendí al comprobarlo; pero sobre todo en el  fondo había algo que daba ocupaba demasiado, que pesaba mucho: las opiniones de los demás.
El juicio que creía que los demás harían sobre mí y sobre mis actos. Las opiniones que sutilmente lanzadas durante días y días se habían filtrado silenciosas, imperceptibles, moralizantes, y de esta manera iban formando bloque, haciendo piña y estaban acomodadas en el fondo de la mochila.
¿Todo esto es mio? me dije. ¿Debo sacarlo todo y dejar la mochila vacía? ¿Es quizá una inconsciencia no aprender de los demás, no dejar que estos te influyan o enseñen(todo depende de cómo se mire)? ¿No es la vida un libro abierto y lleno de lecciones? Quizá si vacío todo esto pierda mucho de lo que los demás me pueden enseñar. Quizá debo hacer una nueva lectura de todo lo que aquí esta aparcado. Quiza...
Las sostuve en mis manos por un instante pensando si guardarlo o tirarlo todo para empezar de nuevo. Entonce note el dolor de los hombros, la marca que en estos había quedado.
Abrí la ventana y lo lancé todo a la calle: trapos, fotos, recuerdos, experiencias.
Entró aire fresco.
Otra vez la mochila casi vacía.
Otra vez los hombros ligeros.
Es más mi estilo, es más yo.

domingo, 11 de enero de 2015

En blanco

A veces pienso que me quedo en blanco durante horas, meses e incluso años mientras la vida sigue transcurriendo. Me quedo en blanco no por que no viva, eso es muy difícil, sino por la propia vida me deja en blanco. Claro, mucho mejor es estar en blanco que en negro; el blanco es luz, que aunque ciegue siempre es mejor que la oscuridad. Pero tanto me ciega esta luz que las cosas pasan sin que yo las vea. Pasa el tiempo y apenas me doy cuenta. Cambian las circunstancias a mi alrededor y estoy tan cegado por tanta luz que cuando quiero mirar ya no hay nada. 
Hace prácticamente dos años que deje este blog. Lo cerré y hasta bloqueé porque de repente me di cuenta de que ya no tenía nada que contar, sin embargo me ha servido de terapia mil veces por que he vuelto a el de forma recurrente para releer lo que ya había escrito, y en muchas ocasiones me reconocí, en muchas otras no. 
Cuanto he cambiado me dije a veces; hasta cuando voy a seguir igual, me dije otras. 
Que gran terapia es esto de escribir lo que uno siente o piensa en cada momento. Que bueno es volver por un instante a leer lo que sintió y a sentirse ridículo por ello, o al revés.
Si, creo que estoy en blanco, por eso no escribo, por eso no hago nada para que las cosas cambien (si es que quiero que cambien que no lo sé) por eso me dejo fluir en este espacio en blanco.
Hay un gran escenario, o una calle, o una ciudad... no lo sé. Solo sé que es todo blanco, como si se hubieran pintado las paredes y los suelos y el cielo de ese color, y yo voy caminando por en medio y alguien va poniendo cosas en mi camino: otras ciudades, mil situaciones, campos y mares y personas, sobre todo personas. Personas que se plantan delante de mí y a las que miro a los ojos una sola vez y les digo: Ey!, estoy aquí, mira como soy ¿te gusto? y ellas dicen: si, me gustas, pero algo me dice que no. Entonces yo miro hacia arriba, algo muy común en mí y dejo que la mirada se vaya hacia otro lado, hacia la nada y lo veo todo blanco y sigo caminando un poco más.
Pero al fondo todo sigue estando en blanco.
No me quejo, la verdad que no me gusta quejarme de casi nada. Me gusta vivir en blanco. 
Quizá la felicidad sea esto y yo soy muy feliz. Quizá la gente piense que lo ideal es vivir siempre mirando hacia el futuro, pensando que vamos a hacer y hacia donde queremos ir. Quizá las personas tengamos que aferrarnos a los recuerdos para saber quienes somos.Tal vez haya que vivir siempre en un espacio que no sea el presente donde todo es luz, donde no hay nada que hacer por que se hace solo; pero una cosa tengo cada vez mas clara, al fin y al cabo eso es lo único que tenemos, el ahora y el blanco es un color bonito (¿el blanco es un color?). 
Tengo ganas de escribir, por pura terapia, y creo que intentaré volver a hacerlo en este blog. Mi blog.
No sé cuantos de los que estaban permanecerán, cuantos se habrán ido....
Veremos si soy capaz. 
Esto de vivir en blanco me ciega...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...