lunes, 16 de mayo de 2011

Papá


Pocas veces hablo de mi padre, muy pocas. Es un terreno que guardo solo para mí y casi nunca profundizo en él, quizá por miedo a lo que pueda encontrar. Sin embargo no puedo empezar este mes sobre los hombres de mi vida sin atribuirle el primer puesto, ese que por mérito propio le corresponde.
Este año 2011, hace ya veintiuno que marchó. Veintiún años sin mi padre. Cada vez que lo pienso, me doy cuenta de que llevo ya más tiempo viviendo en su ausencia que el que la vida me dio para conocerle. Me he acostumbrado a vivir sin él, sin embargo muchas veces me he preguntado como hubiera sido mi vida si mi padre hubiera vivido más tiempo, una pregunta que nunca tendrá respuesta.
Desde la distancia y la madurez que me da la edad, me doy cuenta de que él y yo eramos bastante diferentes en casi todo y demasiado iguales lo demás; un genio fuerte heredado de él, soberbio a veces, temperamental siempre. Un carácter explosivo y difícil , por lo que el choque hubiera sido constante.
En los catorce años que la vida me dio para conocerle, sus enseñanzas dejaron en mí una huella que se prolonga a lo largo del tiempo: su sentido de la responsabilidad, del honor, de la disciplina y de la la palabra , con razón era hijo de militar y licenciado en magisterio. Un gran maestro que me enseñó los pilares básicos de mi vida sobre los que se sustentaría el resto de mi existencia.
Su sombra, alargada como la de un ciprés (ese que ahora le cobija y le da sombra) llega hasta el presente. En muchas ocasiones, ante situaciones complicadas, no tengo más que ponerme en lo que él pensaría, en lo que me aconsejaría si siguiera vivo. La solución siempre me la da.
Mi padre fue un hombre recto, no lo niego, de los de antes. Un hombre al que no se le ponía nada por delante y que como objetivo siempre tenia el reto de mejorar; mejorar de trabajo, de casa; darle a mi madre todo lo mejor, que nunca le faltara nada. Se amaron y se amaran hasta que los dos vuelvan a reunirse. Nunca los vi discutir, ni levantarse la voz, y estoy seguro que marchó de este mundo tan enamorado de ella como el primer día.
Es raro que siendo tan aficionado a los cementerios, el mio, donde esta él y donde terminaré yo, le visite tan poco. Pero no hace mucho pasé por la puerta y me acerqué hasta el panteón familiar. Me senté un rato sobre el mármol blanco y recién pulido e hice lo que no había hecho hasta entonces: hablar con él.
Le pregunté lo que sentía al verme, si sentía orgulloso de mi o si se avergonzaba (creo que yo no soy el hijo que el se hubiera imaginado). Le dije como me iba la vida (como si él no lo supiera), cuales son mis proyectos, mis decepciones. Cuales son mis metas, mis ambiciones...
Le reproché haberse ido tan pronto, sin dejarme tiempo a conocerle más y sustentando el papel de cabeza de familia que no me correspondía por edad. No me contestó, naturalmente, pero no tuve más que mirar mis manos, mis andares, mi rostro, mi comportamiento, mi forma de ver la vida, de caminar; mis creencias más profundas, mi sentido del honor y mi propia moral, para darme cuenta de que dentro de mí sigue estando vivo y sus genes circulan por mi sangre.
En casa quedan sus fotografías que amarillean poco a poco con el tiempo. Su sonrisa enmarcada, su presencia que no se ha evaporado a pesar de los años transcurridos. En casa, de una manera u otra se sigue sentando a la mesa y viniendo de vacaciones. En casa, después de veintiún años sigue estando presente.
Pero allá donde esté de verdad, desde lo alto, estoy seguro que sonríe cada día al verme ( al vernos) y se siente bien porque sabe que tuvo el tiempo suficiente para dejar hecho bien su trabajo.

Desde pequeño, esta canción que acompaña la entrada me ha recordado a él, sé que era de sus preferidas, así pues, que vuelva a sonar beguin the beguine para que vuelva a escucharla.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Hombres

Los lectores más veteranos de este blog recordarán que el año pasado, en este mismo mes decidí hacerlo temático y dedicárselo a las mujeres. Incluí en él varios textos hacia mi madre, primer amor y algún que otro de mis mitos femeninos( Quien este interesado aun se puede visitar) para terminar con un homenaje a los blogs con nombre de mujer.
Bien pues este año siguiendo el mismo concepto he decidido dedicar lo que queda de mes a los hombres en general y a los que me han acompañado a lo largo de mi vida en particular: mi padre, mis mejores amigos, y mis mitos masculinos. ¿Quien se ganará el premio de blog con nombre de hombre?
A pesar de que mi vida a estado rodeada de mujeres, y mi familia ha sido predominantemente matriarcal, fuera de casa mi universo a estado rodeado de hombres de todas las caracteristicas posibles; desde los mas rudos "machotes" del gimnasio o instituto, hasta los mas "no menos machotes" que salen todos los fines de semana por Chueca, y ese punto intermedio (la mayoría, la verdad) que ni una cosa ni otra. Un abanico amplio de personajes que han conformado mi vida y me han influido de una forma determinante en mi forma de ser.
El universo masculino es muy distinto al femenino. Se guardan más las formas, se mantiene mucho más la compostura... y es más noble. Entre mi grupo de amigos siempre se ha dicho que cuando una mujer entra lo revoluciona todo y lo lía mucha mas, aunque generalizar no es mi estilo.
Hay hombres buenos y malos, hombres sencillos y cercanos, hay hombres rencorosos y vanidosos. Haber, hay de todo.
Recuerdo a mi amigo Juan Grande, con el que aun tengo trato. Un pintor estupendo, de los mejores que jamas conocí. Una persona influyente en mí y con una personalidad compleja, bipolar. Casi todo mi humor y mi forma de ver la vida se la debo a él. Aun cuando quedamos o nos encontramos por ahí, el tiempo que estamos juntos tengo la sensación de estar con alguien "de los míos", de los que saben como reírse de la vida. Recomiendo que visitéis su espacio para que alucinéis con sus pinturas.
También recuerdo especialmente a mi profesor de Literatura del colegio. Un hombre que me hizo amar las letras tanto como el aire. Alguien que me enseñó el poder y la fuerza de las palabras y el viaje que ofrece cada página de un libro.
Recuerdo a amigos que duraron un suspiro, a los que todavía me acompañan. Iré desgranando a los mas importantes que al final no son muchos.
No podría sin embargo, aparte de unos cuantos, recordar a todos los amigos que han pasado por mi vida, solo a los que dejaron huella, por buena gente o por mala. Hombres de cuyo nombre no quiero acordarme que fueron levantando odios a su paso; habladores, pretenciosos. De todo tiene que haber.
En fin, mi experiencia con el genero masculino es tan amplio como con el femenino, así que a ver si en este mes, consigo sacarlos todos a la luz.
Por cierto, como se que por aquí hay mucho homo - erotismo, advertir como ya dije una vez, que mi blog es negro, gris o blanco, pero nunca verde. Así que no esperéis nada de ese tipo.
Os dejo escuchando esta canción y en breve comienzo con mi mes temático.
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