viernes, 29 de abril de 2011

involución

No siempre miro adelante. A veces me ocurre que sin querer me veo envuelto en involuciones, como si mi vida transitara por corrientes circulares en el tiempo. Un vaivén continuo que aunque tiene como meta avanzar, a veces retrocede. No me disgusta la verdad. No soy yo de los de mirar atrás o quedarse anclado en pasados remotos que poco tienen que ofrecer. Lo del “no hay futuro” también lo llevo a cuestas desde mis raíces punk; pero las involuciones surgen solas.
De un tiempo a esta parte vuelvo a quedarme en casa de mi madre. Mi casa.
El gasóleo ha subido y el sueldo ha bajado tanto que vuelvo al hogar familiar y me ahorro una pasta en viajes del trabajo a casa (Alcalá - Madrid).
Quedarme de lleno otra vez en mi habitación, volver a cenar cada día con mi madre, reencontrarme por la calle con antiguos amigos, compañeros de colegio e instituto me ha hecho volver inesperadamente a un apartado de mi vida casi acabado.
El otro día yendo de casa al trabajo, andando claro, pateando las calles de mi Alcalá del alma, recordé mi adolescencia y juventud por todos esos rincones, por cada calle de mi ciudad. Sentí que estaba en casa, como si todo el tiempo transcurrido desde entonces, desde que me “independicé” por llamarlo de alguna manera, hubiera sido solo un sueño, un parón del reloj que después de volver a ponerse en marcha, vuelve a situarme en mi sitio.
Mi ciudad. Alcalá es mi casa y mi mundo … tal vez mi mundo adolescente, pero mi sitio.
De repente me veo otra vez estudiando, otra vez con problemas para llegar a fin de mes. Otra vez ilusionado y asustado apartes iguales ante un futuro incierto.. Igual que cuando tenia 20 años, igual de perdido que entonces.
Si, estoy metido en una intensa involución. De un tiempo a esta parte han vuelto a mi vida amigos y amigas que creí perdidos (jamás olvidados, yo nunca olvido a un amigo). Personas de las que hacia diez años que apenas sin sabía nada. Reaparecen, quedas a tomar una cerveza y piensas ¿Por qué me he pasado tanto tiempo sin ver a estas personas, si estaban al lado?. Y te alegras y recuerdas que entre ellas y ahora, ha habido muchas más que se quedaron perdidas en los limbos del tiempo, sumergidas también en corrientes circulares.
En casa de mi madre siguen estando mis libros de texto, mis proyectos de fin curso; carpetas con recortes del instituto, mis primeros textos en folios ya amarilleados por el tiempo. En casa de mi madre continúan mis cintas más antiguos, las que no me lleve a mi casa o tire cuando salieron los mp3. Aparece aquella cinta grabada, la primera que escuche de Dead Can Dance, o de Sister of Mercy, y en un cassete antiguo vuelvo a escucharla en algún momentito que queda libre.
Luego, llega el fin de semana y regreso a mi casa, a mi casa de “independizado” digo, y otra vez es presente. Pero de un tiempo a esta parte, no se muy bien lo que es presente y lo que es pasado, y lo que es aun peor, no se lo que prefiero.
Así pues, me dejo llevar, balancearme en estas involuciones - evoluciones, tan repentinas y rápidas. Escojo una de esas camisetas negras de Bauhaus y me la pongo en mi casa de “independizado” y me pierdo entre antes y ahora.
Supuestamente el ser humano evoluciona siempre, pero yo que no soy humano, que soy más bien universal, acabo de descubrir que más qué evolucionar, estoy involucionando y que por el camino ya no se ni a donde voy.
Lo mejor de todo, es que me gusta. Para muestra dejo un tema de aquellos que escuchaba con 20 años, que no he dejado de escuchar y que ahora vuelvo a escuchar mas veces si cabe, como un túnel del tiempo que me mantiene unido.

lunes, 18 de abril de 2011

Prefiero y Prometo

Prefiero las cosas sencillas, básicas, esas que nos satisfacen a poco precio. Que sé yo, una tarde de charla, un paseo sosegado por el campo, leer a Benedetti frente al mar, pedalear con mi bici por el Retiro.
Prefiero que me quieran, a que me ignoren, respetar a ser a respetado. Prefiero escuchar lo que me cuenten que bombardear a nadie con mis traumas, que para eso ya esta el blog.
Prefiero a una persona buena que a cientos malas, y a un amigo que merezca la pena, que a muchos conocidos a los que saludar.
Andar por la vida con paso firme, que de puntillas no se aguanta el equilibrio.
Prefiero el olor de la piel recién lavada, que un exceso de perfume, una sonrisa sincera que la que me ofrecen el banco (solo cuando voy a ingresar).
Aun mantengo un poso de inocencia, ya es difícil, no quiero ser un resabiado de la vida, un adulto maduro y con las ideas claras. Prefiero seguir paseando por el país de “nunca jamás”, que crecer de golpe y tenerlo todo claro. Así no me cuestionaría nada.
Prefiero respetar otros puntos de vista, la fe de los demás, las ideas políticas de cada uno, que imponer las mías (exponerlas es otra cosa).
Disfruto más perdido en cualquier tasca, en cualquier antro de Madrid, que en las discotecas mas selectas. Prefiero a la gente de la calle que a los del Congreso, normalmente son mucho más sabios. Prefiero contar lo que me sale de dentro que imponerme una norma.
Me quedo con el verbo querer y no con el de odiar, el cual destierro de mi vida en cuanto empieza a hacerse notar (debe ser algo humano).
Prefiero las faltas de ortografía, las palabras mal dichas de mis vecinas del barrio, las conversaciones de las señoras en la cola del supermercado, que a Sarkozy, Merkel y Zapatero en la sede de la unión europea decidiendo el futuro de la humanidad … Así nos va!
Prefiero tolerar, que discriminar; la peseta al euro, el dialogo a la sordera. Prefiero el olor a cocido madrileño en casa de mi madre, a un asado de foie de oca, con guarnición salvaje del mas allá, aromatizada con canela clavo y azafrán de las islas Seychelles.
Prefiero la literatura a la prensa, la música al ruido de los coches. La fe en Dios, a la negación de la existencia del alma. Prefiero creer que somos algo mas que materia, como un cerdo o una vaca, y que de repente nos hemos convertido en seres humanos. Prefiero pensar así.
Prefiero que España sea una, y no dos, que lo de las dos Españas me suena a algo malo, muy malo que no quiero fomentar.
Prefiero ser tonto, a ser tan listo como la mayoría. Por que a un tonto siempre le queda la opción de aprender, caer, levantarse y equivocarse, que a los tontos todo se nos perdona.
Por eso prometo respetar por igual a las personas de derechas y a aquellos que aun creen en la izquierda. Yo me quedo en medio, lo prefiero, por que ambos tienen la misma parte de razón y derecho a creer en lo que quieran.
Prometo que mientras tenga vista, y cordura, seguiré soñando con los versos de Machado y las historias de García Márquez. Que seguiré escuchando toda clase de música mientras mis oídos puedan oir lo que cada uno me quiera contar. Cada post que leo vuestro, engrandece mi catálogo de conocimientos.
Prometo no abandonar jamás a mis amigos, ni que nadie de mi entorno se sienta olvidado por mí. Querer a los que me quieren y a los que me odian. Poner la otra mejilla no me hace débil sino superior al rencoroso.
Llamar al amigo que no me llama por falta de tiempo no me rebaja, me engrandece. No crecer, no me hace inmaduro, sino capaz de mirar el mundo cada día con ojos nuevos.
Creer en Dios no me hace ignorante, ni infantil, ni antiguo, ni mojigato, me hace persona; al igual que creer en el ser humano, me humaniza.
Prometo conocer gente nueva, propósito que me persigue desde hace tiempo, reírme de todo, aprender de la sabiduría de los demás.
Y prometo, ante todo, ser feliz conmigo mismo y hacer felices a los demás; algo que hace bastante tiempo que conseguí gracias a mis “prefieros y prometos”.

lunes, 11 de abril de 2011

Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste

Hacía algo de tiempo que no publicaba nada sobre cementerios, ya sabéis una de mis mayores aficiones es visitarlos. En el último viaje que hice con amigos al valle del Jerte, incluí en mi ruta la visita a este precioso lugar, tan distinto a los cementerios de ciudad. En el cementerio alemán de Caucos de Yuste (Caceres) están enterrados los soldados, aviadores y marinos alemanes de la Primera y Segunda Guerra Mundial que llegaron a las costas y tierras españolas debido a naufragios o al derribo de sus aviones
El gobierno alemán, a través del Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge (organismo encargado de velar por los cementerios de guerra alemanes), decide reunir en un único lugar los cuerpos de los soldados alemanes repartidos por España. Las obras se inician en 1980 y ese mismo año comienza el traslado de los cuerpos, finalizando la labor en 1983, cuando es inaugurado de forma oficial el 1 de junio, con la asistencia de representantes de la Embajada Alemana, autoridades españolas y familiares llegados desde Alemania.
Todas las sepulturas son iguales y únicamente tienen una cruz en granito oscuro. Como inscripción figura el nombre del soldado, su categoría militar, y su fecha de nacimiento y muerte.
Destacan los 38 marinos fallecidos en el hundimiento del U-77 frente a las costas de Calpe, los cinco submarinistas pertenecientes al U-966, un tripulante del U-760, otro del U-454, uno del U-447, cinco del U-755, uno del U-955 y uno del U-39 de la I Guerra Mundial, así como números pilotos y tripulantes de la fuerza aérea (Luftwaffe). Igualmente existen 8 lápidas con la inscripción "Ein Unbekannter Deutsche Soldat", dedicadas a los restos de 8 hombres cuya identidad no se conoce.
Después de este introducción histórica, añado que se trata de un espacio pequeño, rodeado de árboles, en plena naturaleza, lejos de todo. Las cruces están perfectamente alineadas y la sensación de paz es absoluta.
Un espacio precioso para visitar

miércoles, 6 de abril de 2011

Tú y yo


Pasé por delante de tu casa y sentí un impulso extraño. Decidí volver a saludarte, mirarte a la cara y comentarte como me va la vida. No tardaste en sonreír, sabias que de un momento a otro reaparecería. También lo sabia yo. No sé vivir sin ti, ya lo sabes. Me alejo y me acerco una y otra vez, y en cada acercamiento te pido de rodillas que no me dejes marchar nunca más. Nunca me lo niegas. De hecho cada vez estoy más seguro de que no me niegas nada.
Me lancé a tus pies para pedirte perdón por todo el tiempo transcurrido desde la última vez. La luz iluminó tu melena y una sonrisa clara se fijó tu rostro. No sufras, me dijiste, ya sabes que mi paciencia es infinita. No tienes más que venir para que yo acuda.
Gracias, es lo que haría cualquier amigo, pero tu no eres un amigo cualquiera. Ningún otro tiene tanto para ofrecerme.
Me senté un rato en el salón de tu casa. Entrar allí es tener paz y sosiego. Charlar un rato contigo es volver a la vida después de haber paseado por la oscuridad. Hay personas que están muertas casi todo su transcurrir por este mundo; tal vez por que no te conocen …
-Cuéntame ¿todo va bien? .
-Que va, todo se ha torcido de golpe.
-No, me dijiste, cuando parece que las cosas se tuercen es cuando están a punto de enderezarse.
-Me has olvidado ¿verdad?¿Me has abandonado?, le dije
-Eso nunca, jamás olvido a ninguno de mis amigos. Aunque todos termináis viniendo a decirme ¿Por qué me has abandonado?
Comencé a sentir nuevamente el amor que desprendes, ese en el que me quedo tan placidamente dormido. Ese amor que solo tú eres capaz de ofrecerme. La luz que habitualmente te acompaña se coló por cada uno de los poros de mi piel. Me volví a sentir en tus brazos otra vez, de donde nunca debí marchar.
-Lo siento, de verdad. Lo siento. No era mi intención fallarte, le dije.
-Sé como eres. Sé como sois. Estoy preparado para ello. ¡Ven!.
Comenzamos a andar por la arena de una playa tranquila y a punto de atardecer. El sol alborotó tu pelo y entonces me di cuenta de que tan tú eres la felicidad y la vida, que contigo soy invencible. Tus pasos fueron dejando huellas en la arena, huellas que se llenaban de agua con cada oleaje del mar; esos pasos tan difíciles de seguir
-¿Que necesitas?.
-Necesito que me escuches y que me atiendas.
-Eso viene por añadidura, me explicaste.
-¿Por que dices que todo va mal?
-Ya ves, así lo siento.
El silencio se apodero de nosotros, pero algo en mi interior me hizo conocer tu respuesta. Las palabras adecuadas que siempre utilizas para aliviar el alma.
Alcé la vista y allí estabas, colgado de dos palos, con la manos y los pies agujereados. Con el rostro henchido de dolor ¿Quién lo hizo?¿Quién pudo?
Por un momento tú y yo nos volvimos uno.
-Dime que nunca dejaras que me vaya. Dime que siempre estarás a mi lado. No permitas nunca que deje de creer en ti. Sé que el camino es largo y difícil. Sé que hay metas que no se van a cumplir, objetivos que no llegarán. Se que me diste libertad para escoger y que tan solo quieres corregir alguno de mis actos, pero yo solo te pido que nunca me abandones.
Con ese gesto con el que siempre te imagino, tu mirada limpia como un mar en calma. Con esa paz que solo tú sabes transmitir me miraste a los ojos, y sonriendo me dijiste: eso es imposible
Gracias amigo. Gracias por acogerme y estar siempre esperando.
El silencio de la catedral y tu figura crucificada, me dio todas las respuestas que necesitaba. Cuando quieres, aun haces milagros. Sólo estas esperando que te los pidamos.

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