lunes, 2 de noviembre de 2009

DÍA DE DIFUNTOS

Y siguiendo con este ciclo fúnebre, y aunque esperaba escribir sobre otro tema, se ha cruzado el día de difuntos entre medias y me he visto obligado a escribir sobre él. Cualquiera que siga mi blog, sabe de mi afición hacia todo lo relacionado con la muerte y que es un tema recurrente al que siempre vuelvo.
Yo, como casi todos los españoles, recordamos el día de difuntos como un día casi festivo de visita a los cementerios, viaje al pueblo (el que lo tenga) y comida familiar. Algo parecido a lo que ocurre con otras festividades, pero esta sirve para honrar a nuestros muertos.
Sí, ya se que hay gente muy moderna que dice que se les debería recordar en cualquier momento y que no hace falta que sea una fecha concreta, pero yo digo ¿Por qué no?. Hay un día de navidad, un día de la constitución, y un día de los muertos. Es una tradición.
Como seguidor y admirador de las costumbres españolas, cada año me maravillo con todo lo que rodea a este día y me asusto de cómo otras tradiciones que no tienen nada que ver con las de aquí van invadiendo nuestra cultura. Me refiero a la americanada de Halloween.
Mi recuerdo de este día es el de mi madre y mis tías, cubo de agua y paño en mano, yendo a limpiar la tumba familiar. Así sigue siendo. Uno engalana su última residencia como cuando va a recibir una visita. Y los comentarios tipo “no vaya a ser que pase alguien por allí y no tenga flores puestas, o no este la lápida limpia”. A resaltar que suele ser algo femenino, los hombres como mucho las acompañan.
Existe un lado pagano, casi frívolo, que también me gusta como el de llamar a los dulces típicos de ese día huesos de santo. Al fin y al cabo casi todas las fiestas religiosas tienen un inicio pagano.
El día esta repleto de leyendas apasionantes. Mi madre nos contaba que la noche de difuntos, estos están libres por la tierra. Es como una licencia que se les da para vagar nuevamente por el mundo de los vivos. Ella cuenta que en su pueblo toledano, en cuanto oscurecía se encerraban todos en casa por miedo a encontrase con algún ánima perdida.
También herede de mi familia la costumbre de encender un cirio para cada familiar que ya no esta con nosotros. Tradición que cumplimos en mi casa a pies juntillas.
Yo, por supuesto, no he celebrado Halloween ni creo que lo haga nunca. Lo primero porque no me gusta disfrazarme y lo segundo porque mi tradición me gusta muchísimo más que la otra. La veo mas divertida que le vamos a hacer. Prefiero esperar en casa a ver si aparece algún espectro, que vestirme de Drácula y hacer el tonto en una discoteca (con todos mis respetos hacia quien lo haga).
Aunque no es mi día preferido para visitar cementerios a nivel cultural, ya que hay demasiado gente, si es un día para reflexionar sobre la muerte, de como las nuevas generaciones la rechazan y viven al margen de ella y como las personas mayores tienen mucha mas cultura de morir que los mas jóvenes.
Pero bueno, del tema de la muerte y sus tradiciones y su cultura, seguro que escribiré mucho más.

4 comentarios:

  1. Yo también pienso que para disfrazarse está carnaval, y que el 1 de noviembre tiene que ser una jornada de reflexión y recuerdo de los seres que no están entre nosotros.

    Respecto a leyendas, creo que las nuestras son más "auténticas". Lástima que muchas de ellas se estén perdiendo a medida que nos deja la gente más anciana.

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  2. Estoy de acuerdo con la tradición y por supuesto la respeto, pero he de reconocer que personalmente me repatea que algunas personas solo se acuerden de sus muertos este día y limpien la tumba por lo que digan las vecinas mientras que en vida dejaron morir de pena a la hoy difunta, por desgracia se de lo que hablo...
    Gracias por tu visita a mi blog.
    Un saludo.

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  3. Supongo que cada uno tiene diferentes experiencias personales con respecto a este día. Es cierto lo que dices Laura, pero creo que en la mayoria de los casos (salvo excepciones), las personas honramos a los difuntos que quisimos en vida. Tambien las personas mayores tienen otra mentalidad, más hacia afuera que los jovenes. A ellos les suele preocupar lo que piensen los demas, incluso de su lápida.

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