Un camino distinto a cada paso, andares que nunca sabes a donde te van a llevar. Un camino que me recuerda a la propia vida, llena de sol y de lluvia, de cansancio y alegría al ver la recompensa a tanto esfuerzo.
Si cierro los ojos puedo escuchar las pisadas de mis pies sobre el barro, el crujir de ramas y hojas secas, el sonido de mi respiración, fatigado, cansado de kilómetros y kilómetros de camino. Si pongo atención a mi olfato aun puedo oler el aroma de los bosques de eucalipto, el olor de los montes de Galicia, los pinares infinitos, los campos de hierba siempre fresca. Si me centro y dejo de escuchar los ruidos que siempre flotan por mi cabeza, seguro que aparece el sonido de la lluvia retumbando en mi sombrero de plástico, gotitas frías que parecen no mojar el canto de gaitas lejanas, de senderos pisados desde la antigüedad.
Un camino que se sucede al que ya hice, que gira y me hace frenar, necesario que ocurra cada cierto tiempo. Volver a lo básico a lo imprescindible, eso es lo que me enseña el camino. Mantener el silencio durante largas horas de caminata siguiendo las flechas que me llevan a Santiago, caminar con el rumbo fijo pero la cabeza perdida ordenando los archivos en la memoria en el lugar exacto en el que deben estar.
Deseando estoy encontrarme con nuevos peregrinos, compartir una tarde de albergue, unas risas, nuevas experiencias y conversaciones que me hablan de que fuera de mí y mi entorno hay otras vidas tan interesantes como para ser escuchadas. Experiencia ajenas, novelas resumidas en unos minutos.
El camino se retuerce en el interior de uno mismo, te llama a gritos, te pide que vuelvas, que lo atravieses a paso lento, sin prisas, con el tiempo que se necesite para salir de él frente a la Catedral con la mirada limpia y el corazón descansado. Un camino duro y apasionante que siempre termina en llanto de alegría, de victoria. Con lagrimas que huele a final.
Este año vuelvo a caminar, a peregrinar a Santiago, volveré a abrazar al santo, a sentirme limpio tras el viaje, lleno de fuerzas para recomenzar.
Doscientos Cincuenta kilómetros para pensar, para frenar, para caminar, para empequeñecerse, para aprender, para finalizar con cada etapa y empezar de nuevo...
Por que el camino, abre y cierra todas la heridas del alma …
Hace dos años comencé este blog, que iniciaría y terminaría simplemente con la experiencia vivida en el camino. Hoy después de 126 entradas y cerca de 33.500 visitas, mi cabeza me dice que el camino todavía no ha acabado, que me queda mucho por recorrer, muchos textos que escribir, muchas paranoias que expulsar, por que se sabe el punto de partida, pero nunca donde esta el fin...
Que bien Julio, me encanta lo lleno de sentimientos que está estas lineas, rezuman emoción y bellos recuerdos.
ResponderEliminarMe alegro que vuelvas a vivir con alegría esa bella y emotiva experiencia que enriquece tu espíritu y calma tu alma de las ansiedades que la vida diaria nos llena.
Pásalo muy bien y no dejes de disfrutar por nosotros y contarnos al regreso esas bellas experiencias, besos y buena caminata.
El camino es algo increíble, y aunque suene a topicazo, ya lo decía Machado, "caminante no hay camino, se hace camino al andar, paso a paso, verso a verso".
ResponderEliminar¿Qué camino haces? El francés? Yo en su día hice el Portugués, que es una gozada, ahora tengo en mente el francés también, desde León, a poder ser.
Bicos Ricos
Bienvenido siempre al bosque de piedra viva...Libredon te espera...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=WtsUW8CIjVg
Salu2
Buen camino! Yo me estoy planteando hacer un tramo este año y si no puedo seguirá en la agenda de cosas por hacer.
ResponderEliminarMe alegro de que sigas con ganas de continuar contándonos cosas a través de este medio, siempre es interesante y ameno leerte.
besiños!
Es algo que tengo pendiente desde hace años, hacer el camino, vivirlo. Hay tanta gente que me ha contado experiencias interesantes. Pero siempre hay alguna razón que me lleva por otros caminos, que me impide ese camino.
ResponderEliminarEl Camino de Santiago es una experiencia que aún tengo pendiente. Y la gente siempre lo cuenta como algo maravilloso, no sólo por sus vivencias interiores, sino también por la gente que se conoce. Y me creo eso de que se invierten energías, porque un amigo mío lo hizo entero, desde Navarra, y perdió 20 kilos. Cuando regresó me costó reconocerlo, jajaja. Y qué bonito el vídeo que pusiste, me ha gustado toda la narración que acompaña a las imágenes. Que tengas un feliz camino, Julio, y aquí te esperamos. Saludos y besos.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de hacer el camino, de sentir esa lluvia sobre mi, el calor del sol, el olor de las montañas gallegas humedas, al manto de su tierra. Tengo ganas de perderme por allí, de sentir los suaves susurros del viento, de encontrarme conmigo mismo, de sentir el sonido de mi corazón, de escucharlo de una vez por todas. Habrá que ir haciendo los planes para sentir todo eso.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias por venir tan seguido. No estoy preparada para leer textos tan largos, y no me gusta sólo decir qué magnífico.
ResponderEliminarTe sigo un beso grandeeeeee
maite
P.D: Me evade escribir, eso sí...
Eso espero, que no nos dejes, que hay que saber disfrutar del camino.
ResponderEliminarBesos.
Es bonito caminar para ir en busca de tu propio yo...al final a la vuelta vienes cambiado.
ResponderEliminarPrimavera
Julio,con cada uno de tus escritos nos incitas a apreciar la vida;y ése "Camino",el del día a día, que,con tus reflexiones nos enseñas a recorrer juntos,es muy interesante también:gracias,Amigo.
ResponderEliminar¿No llegarás a Finisterre?
Cuando leo "el camino" pienso en el que va a Belén, porronponpón
ResponderEliminarPues nada, no me queda más que acompañarte. Porque como le pongas tanto sentimiento a cada etapa como lo has hecho con este previo, seguro, seguro que me vas a descubrir muchas cosas.
ResponderEliminarVoy a la primera etapa que ya aparece pisando este capítulo inicial.
Nunca me ha llamado mucho el camino de Santiago, pero si por algo lo haría es por eso que comentas de parar después de largas jornadas de silencio con uno mismo para hablar con otros después de que el ego se haya quedado unos kilómetros más atrás.
Un beso