
En este mundo no hay nada más difícil que conseguir que alguien cambie de opinión. Incluso uno mismo esta anclado a una opinión, a unos conocimientos adquiridos y a una costumbre que imposibilita que ante fuentes distintas de conocimiento, nuestras opiniones y creencias varíen un ápice de su anclaje habitual.¿Por qué digo esto?. La idea la he tenido siempre, pero ayer, durante la jornada de huelga y tras revisar varios blogs y artículos de opinión de diferentes periódicos, me percaté de como defendemos con uñas y dientes nuestros ideales más profundos. El que es de derechas ya puede recibir la información que sea que seguirá defendiendo su opción política como la mejor. El que se auto denomina de izquierdas, ya puede vivir como un capitalista o ser pisoteado por su político fetiche, que seguirá buscando y sesgando la información para reafirmarse en sus convicciones.
¿Por qué no hablar de religión? En la película "The Body", cuando Antonio Banderas se niega a creer que el esqueleto hallado pueda ser del propio Jesucristo, y sufre por que si se demostrara todos los cimientos de la cristiandad caerían por los suelos, alguien le dice: "No sufras, no hay nada más difícil en este mundo que hacer cambiar a un hombre de opinión. Aunque científicamente se demuestre que estos huesos pertenecieron al propio Jesucristo, la fe les diría a los hombres que no, y ellos lo creerían."
Cuando alguien se aferra a sus ideales, muchas personas lo ven como un acto de fortaleza, de seguridad en si mismo: esto creo y de aquí no me apeo. Es un señor con fuertes convicciones, piensan.Sin embargo yo, el tío más relativo que existe, el que más cuestiona cualquier cosa, siempre encuentra un pero. A pesar de admirar profundamente y respetar a aquel que claramente se manifiesta, sin ápice de duda, de derechas o izquierdas, creyente empedernido o ateo total y que pisa seguro sobre cuanto ha aprendido en la vida, a mi no me gustaría encontrar ese punto en el que dejara de cuestionarme las cosas, en el que dejara de preguntarme ¿por qué me cuelgo esta etiqueta? ¿por qué doy por cierto mi idea sin pensar en lo que los demás pueden aportarme? ¿Por qué me cierro en banda a escuchar otras opiniones o puntos de vista? ¿Acaso me creo en posesión de la verdad? Así que aquí tienen a uno que cuando critican a la iglesia la defiende por que cientos de voluntarios y misioneros llevan haciendo grandes obras de caridad durante muchos tiempo y ellos son iglesia. Que cuando la defienden, la critica, porque un día fueron inquisidores y las altas esferas tienen de buenos y de pobres lo que yo de musulmán. Aquí tienen a alguien que coincide con las políticas del centro-derecha ( no de derechas) porque nos guste o no nos guste vivimos un mundo capitalista y mejor mirarlo de frente que pasarnos la eternidad pensando que podemos cambiarlo. Que defiende las ideas del centro- izquierdas ( que no de la izquierda) por que su estilo de vida y sus ideales coinciden más con la izquierda que con la derecha.
Aquí tienen ustedes, a un hombre que se cuestiona todo, sin dar nada por cierto, y que además pretende seguir así. Sin etiquetas, pero con muchas ideas., que en vez de tomar la linea recta para llegar al final, prefiere perderse por todos y cada uno de los recovecos previamente llevando tan solo como guia la bondad, la belleza y la verdad... y esta es tan relativa...